Crear tecnología de litio y tierras raras: Usach levanta centro de investigación en pleno desierto

En el Salar de Llamara la Usach planea levantar el centro para crear productos de valor agregado a partir del litio y las tierras raras.
Salar de Llamara

En el Salar de Llamara, al sur de Iquique, la universidad cuenta con 300 hectáreas para levantar un centro de investigación y 5.600 hectáreas de sitio para estudios. Por ahora trabajan en laboratorios separado en Santiago, pero la idea es más temprano que tarde contar con un lugar físico para ir desde el trabajo más puro de laboratorio (como conseguir alta pureza atómica de los elementos) hasta la labor práctica de taller, buscando crear productos de valor agregado a partir del litio y tierras raras, como piezas de electrónica y, por qué no, gadgets tecnológicos o vehículos.

La pregunta de siempre, ¿por qué Chile, teniendo la minería que tiene, no produce un cable de cobre ni una batería de litio? “Esto ha tenido que ver con decisiones estratégicas, que no son las adecuadas porque son muy apresuradas. Es más fácil extraer algo y venderlo de inmediato, que procesarlo o hacer un desarrollo tecnológico. Por otro lado, si una empresa extranjera llega a invertir, no traerá su centro de desarrollo tecnológico acá, preferirá crear el valor agregado en su país y dejar las divisas allá. Lamentablemente esto ha sido Chile”.

Ese diagnóstico corresponde al doctor Alonso Arellano, PhD en ciencias de la ingeniería y académico del Departamento de Ingeniería Metalúrgica de la Facultad de Ingeniería de la Usach. Su voz es relevante porque, junto a varios otros académicos de toda la universidad, forma parte del grupo fundador del Centro Integrado de Minería Sustentable, que no es otra cosa que un intento serio de la casa de estudios por levantar un equipo que tome el litio y las tierras raras del norte de Chile y desarrolle productos de valor agregado. Así de simple y así de complejo para un país como el nuestro.

Previo a la pandemia, un equipo de investigadores estudió los suelos del Salar de Llamara, ubicado a 141 kilómetros al sudeste de Iquique. Allí es donde la Usach tiene una concesión de 5.900 hectáreas, de las cuales 300 fueron compradas para levantar el centro y las restantes facilitadas por un privado para estudios. El doctor Arellano señala que “contar con esta concesión es muy importante, porque por un lado hay varias tierras raras y por otro hay nitrato. Tenemos boro, estroncio, bastante litio, entre otros”.

El centro hoy está en marcha blanca. Por la pandemia, la decena de investigadores está a la espera de los resultados del primer muestreo de la zona, que dará más luces de las condiciones y concentraciones de minerales para trabajar. Pero la idea es más temprano que tarde contar con un lugar físico en el desierto, para ir desde el trabajo más puro de laboratorio (como conseguir alta pureza atómica de los elementos) hasta la labor práctica de taller, buscando crear productos de valor agregado a partir del litio y tierras raras, como piezas de electrónica y, por qué no, gadgets tecnológicos o vehículos.

Dc Alonso Arellano.

“La idea es ir más allá. Dar el salto a desarrollos tecnológicos e innovación. Y por qué no decirlo. Si contamos con productos como el litio y el cobre, por qué no fabricar nuestras propias baterías competitivas en el mundo, abordar la electromovilidad en serio y construir en Chile vehículos completamente eléctricos, sin importar una sola pieza de afuera”, asegura Arellano.

Lo que entusiasma al académico es la cantidad de gente involucrada en el proyecto, contando a decenas de investigadores provenientes de varias facultades de la Universidad de Santiago, especialmente los planteles dedicados a Minería y Metalurgia. Pero también hay matemáticos, físicos, ingenieros industriales, y un largo etcétera.

Línea sustentable

Una de las primeras tareas del Centro será mejorar los procesos de separación y concentración de los minerales. Eso se refiere a los procesos para separar los elementos y asegurar su alta pureza, requisito vital para que sean utilizables en tecnología de punta y electrónica. Y es que si hay algo que los smartphones, smartwatchs y vehículos necesitan, son el cobre para la transmisión eléctrica, el litio para la energía y las tierras raras para nutrir los componentes electrónicos.

Pero, ¿qué son las tierras raras? “En simple, son concentraciones en el suelo donde hay gran presencia de elementos que son de los más escasos si uno los ubica en la tabla periódica. Pero claro, escasos en la Tierra, no en ese lugar. Son uno de los sitios de mayor interés en el mundo para explotar”, detalla el académico Usach.

El apellido “sustentable” que tiene el Centro Integrado de Minería no es al azar. Otra de las líneas de investigación será desarrollar mecanismos de extracción para reducir al mínimo las consecuencias a ecosistemas por la extracción minera. “En el norte la minería tiene piscinas de evaporación, donde a veces evapora toda el agua de un salar. Eso lo que hace es cambiar un ecosistema y estás creando microclimas al evaporar agua, porque le quitas el recurso al salar y aparte invades el espacio. Y eso no es cualquier cosa, porque por eso están los mejores telescopios del mundo acá: por la ausencia de nubosidad, contaminación lumínica y por la ausencia de humedad que interfiera. Son temas que debemos abordar”, explica el investigador.

Otro de los temas relevantes es aplicar desarrollos para que la minería funcione íntegramente con energías renovables no convencionales, o que reduzcan al mínimo su uso de agua.

Industria del litio, made in Chile

¿Cuántos años faltan para que en Chile desarrollemos productos tecnológicos competitivos y en serio? Para Arellano, el camino está en tomar ejemplos como el de Bélgica, que trazó una línea estratégica de desarrollo e innovación en elementos de la industria aeroespacial, y con el tiempo forjó toda una industria relativa a los satélites.

“Cómo lo veo yo: si tomamos un elemento importante y nos ponemos como meta desarrollarlo, como podría ser la electromovilidad, significa que uno automáticamente va a tomar distintos elementos y áreas para terminar con un producto final. Un camino específico lleva como escenario probable a un avance tecnológico muy rápido”, destaca.

Y para el académico no hay más tiempo que perder. “Si partimos en un par de años con un producto terminado, calculo que podríamos tener en diez años a toda una industria desarrollándose en ese ámbito. Por eso es tan importante comenzar rápido con esto”, destaca el investigador.

Según dice, el Centro nació de la labor histórica de la universidad con el desarrollo minero y metalúrgico de Chile. Pero que lo que hoy es iniciativa de la Vicerrectoría de Investigación, Desarrollo e Investigación, sea mirado en perspectiva como la piedra funcional de lo que permitió que el país finalmente sí creara sus propias baterías, autos, satélites y cuanto objeto electrónico hubiese. Por ahora solo un sueño, pero que en el Salar de Llamara guarda la ilusión.

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