¿Cuántas son suficientes? El lindo dilema tras el arribo de HBO Max a Chile

Cuando Netflix estrenó “House of Cards” de manera exclusiva en su plataforma -hito que para muchos marca el inicio de la era del streaming-, el no tener Netflix era quedarse fuera, algo que dolía enormemente en Chile, un país no muy amigo del crédito plástico que exigía la plataforma en sus inicios.

Así creció Netflix, lleno de cuestionamientos al formato de transmisión, al estreno de temporadas completas para disfrutar de una sentada y, en general,  a esta nueva forma de ver televisión. 

Pero así como varios críticos se dieron vuelta la chaqueta, la industria tomó nota, agachó el moño y se metió a este negocio que, con el paso del tiempo, amasó usuarios a una velocidad nunca vista, gracias al menor requerimiento técnico requerido frente al cable, y al poder ver lo que quiero, cuando quiero. Todo muy maravilloso.

Si tan sólo todas corrieran como Netflix….

Por eso muchos aplaudimos cuando en Chile llegó Prime Video para romper la ya monotonía de contenido que ostentaba Netflix. A esas dos alternativas se sumarían HBOGo, Fox Play, Disney + y las alternativas locales como Zapping TV y DirecTVGo, todas con distinto contenido y a precios variados, esto último generando el primer cuestionamiento: si tengo que pagar por dos  o tres, ¿no es mejor volver al cable que me sale lo mismo? 

Esto es lo que comúnmente se llama problemas de primer mundo: enfrentar la infinidad de opciones que me ofrecen y saber que esta libertad puede salir más cara que, por ejemplo, amarrarse a un triple pack de internet, cable y teléfono. 

¿Pero es tan así? Si vas por todos los OTT, puede que sí. La pregunta es si vale la pena ir por todos, considerando la cantidad de opciones para ver en cada una de las plataformas, y el tiempo que puede uno dedicar realmente a ese alud de contenido disponible. 

En ese sentido, la respuesta tiene que ver con quien es uno como consumidor. Si tienes hijos, es probable que sea mejor opción Disney +, dejando para los adultos lo que puede ofrecer Netflix y Prime. O si echas de menos la solidez de HBO, puedes elegir esa, y una más para darle variedad, y así ir combinando para ser feliz y no desangrarse financieramente en el camino. 

Mucho tiene que ver también el tipo de fanático que eres. Como nadie puede estar en todas y en estos tiempos de contenido esparcido, donde eventos televisivos mundiales como GOT ya quedaron en el pasado, el usuario debe hacer una selección que lo sume a un grupo específico, un nicho o un género. Hoy el valor está ahí, y no ser uno más de los millones que ve una serie. 

En la diferenciación está el valor. Y aunque no se trata de abanderarse por una de las opciones existentes, estilo Team Netflix vs. Team Prime, por ejemplo (Team Prime por acá), es bueno saber que la pléyade de opciones no están para aumentar el gasto individual de cada uno de los televidentes, sino para ayudar a elegir a las personas a ver contenido seleccionado por uno, y no una chorrera de canales de los cuales el 90% no verás nunca.

Esa es la gracia de este nuevo mundo de la televisión: elegir y pagar. Apostar por un servicio, revisarlo, estrujarlo y compartirlo con el mundo en redes sociales y foros de fanáticos. 

La tele ya no es unidireccional. Nuestra opciones tienen valor y es bueno apreciar eso en un mundo sobrepasado por el contenido. 

Pero claro, si quieres estar en todas, tendrás que pagar. Pero menos llanto por favor, que esta es la nueva edad de oro de la televisión. Actúe en concordancia. 

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