El tiempo se acaba y la naturaleza se encuentra en situación de emergencia. Para mantener el calentamiento global por debajo de 1,5 °C este siglo, debemos reducir a la mitad las emisiones anuales de gases de efecto invernadero para 2030.
Si no actuamos ya, la exposición al aire contaminado aumentará en un 50% en esta década, mientras que los desechos plásticos que fluyen hacia los ecosistemas acuáticos podrían triplicarse para 2040. Pero estas no serán las únicas consecuencias. Le seguirán muchas más.
Por ello, a nivel mundial esta fecha es una plataforma valiosísima para inspirar giros positivos en toda la población y centrarnos en las soluciones, para fomentar que las personas cambien sus hábitos de vida; para que los sectores productivos apuesten por modelos más sostenibles; los gobiernos inviertan en energías y procesos con menor impacto en el medioambiente y las comunidades; y enfocarse en la consecución de esos objetivos para que, desde la educación, se ponga en el centro esta temática y las nuevas generaciones sean parte activa de este proceso.
En opinión de Cristián Bustos, CEO y cofundador de Beeok – scale up que mediante tecnología acelera la transición de las empresas hacia la sostenibilidad- “es de vital importancia tomar conciencia en este y todos los días que la protección y la restauración del medio ambiente es una urgencia fundamental que afecta al bienestar de la humanidad, su desarrollo y sobrevivencia. Por ello, la conmemoración de este día nos brinda la oportunidad de ampliar las bases de responsabilidad en cuanto a la conservación y cuidado de nuestro planeta”.
Asimismo, el representante de Beeok remarca que no cabe duda de que las empresas y la industria tienen el poder de dar forma a una economía que pueda satisfacer nuestras necesidades de sostenibilidad. Para hacerlo, sugiere varias acciones que debemos considerar para poner en práctica en nuestras medianas o grandes empresas:
1.-Calcular y gestionar huella de carbono: Al cuantificar sus emisiones de carbono, simular escenario y dimensionar el impacto se pueden mitigar los riesgos asociados con la regulación ambiental, lo que puede generar decisiones respecto de procesos de consumo de energía y combustibles, entre otros indicadores.
2.-Identificar y cumplir con las normas locales: las organizaciones deben identificar, evaluar y actualizar su cumplimiento legal en variables de medioambiente, seguridad, salud y trabajo.
3.- Establecer objetivos de reducción de emisiones, trabajar para mejorar continuamente la eficiencia energética y disminuir la huella de carbono de sus operaciones, productos y servicios e informar públicamente de sus progresos.
4.- Mejorar la gestión de residuos, ya que 8 millones de toneladas de plásticos llegan cada año a nuestros océanos. Para acabar con esta situación es necesario fomentar la reutilización y el reciclaje de materiales.
5.-Aplicar los principios de economía circular en toda la cadena de valor.
6.-Fijar metas para atajar la contaminación del plástico desde la raíz”.
7.-Revisar las políticas de movilidad de las empresas, apostando por la electrificación de las flotas de vehículos y la promoción del carsharing, el uso de la bicicleta y el teletrabajo.
8.-Apoyar campañas de sensibilización del consumidor en materia de sostenibilidad.
9.-Producir alimentos en sistemas agrícolas y pesqueros sostenibles, promoviendo la preservación y restauración de la productividad de nuestras tierras y océanos a la vez que se evita la contaminación y se protege la biodiversidad.
10.-Apoyar y aplicar sistemas de etiquetado transparentes que permitan a los clientes tomar decisiones sostenibles sobre los productos.
11.-Reducir la contaminación acústica, puesto que la contaminación acústica suele ser una de las grandes olvidadas cuando hablamos de medio ambiente, pero sus efectos pueden ser muy nocivos para la salud.
12.-Eliminar toda operación dentro de las cadenas de suministro que impacte en la deforestación o el detrimento de otros hábitats naturales.
Cristián Bustos cerró diciendo que la protección y mejora del medio ambiente debe ser una de las prioridades no sólo de los gobiernos, sino también de los ciudadanos. “Gracias a los datos abiertos, y a los servicios creados en base a ellos, los ciudadanos pueden ser más conscientes de su entorno y actuar consecuentemente para reducir su huella ambiental”.
