La potente movida de Elon Musk

“La libertad de expresión es la base de una democracia funcional y Twitter es la plaza digital donde los temas relevantes para el futuro se discuten”

Con esas palabras, el sudafricano Elon Musk, emprendedor y magnate multimillonario de dia, supervillano de noche (creen algunos), concretó una de las movidas comerciales más grandes que se haya visto en el último tiempo: la compra del 100% de las acciones de Twitter, esa piscina de comentarios primigenios y eternos hilos de información importante -y no tanto- y que, dependiendo de lo que diga la autoridad, pasará a ser una empresa privada y el nuevo juguete de Musk.

Y aunque buena parte del mundo se desayunó con la noticia, lo cierto es que Musk venía toreando a la red del pajarito hace tiempo. Ya había preguntado, medio en broma medio en serio, el año 2017 cuánto le saldría comprar la red social que amaba.

¿Por que? Musk tiene un plan bien claro, basado en una serie de fallas que, a su juicio, afectan a Twitter: quiere hacer público el algoritmo para poder ser auditado, prometió vencer a los bots, autenticar a cada uno de los seres humanos que participan de la misma y, en algo que muchos aplaudimos, también prometió instalar un botón de edición de tuits. 

Eso, con respecto a la plataforma. Lo que ocurra con su figura como empresario es otra cosa. Y no son pocos quienes están alerta ante esta nueva señal de poder de Musk. Es el caso de la senadora demócrata Elizabeth Warren, que ante la operación opinó que “billonarios como Elon Musk juegan con reglas distintas al resto del mundo, acumulando poder para su propio beneficio. Necesitamos un impuesto a la riqueza y reglas fuertes que hagan responsables a las Big Tech”.

Sea como sea, Musk lo hizo. ¿Cómo lo hizo? Aunque su patrimonio supera los 44 mil millones que pagó por Twitter, no es cosa de escribir un cheque y ya. Según Financial Times, el hombre más rico del mundo pagó/pagará la transacción utilizando efectivo, acciones de Tesla y una serie de créditos pedidos a varios bancos.

En rigor, Musk pagará de su bolsillo 21 mil millones de dólares, siendo los restantes 25.500 millones de dólares obtenidos mediante un crédito del Morgan Stanley, el principal asesor financiero del magnate. 

¿Vale eso Twitter? Quien sabe. Lo que sí sabemos es que esta movida es parte de un constante pololeo entre Musk y la famosa libertad de expresión que defiende. Conocido por una serie de comentarios donde criticó la censura a cuentas que fomentan el odio y la intolerancia, hay muchos que piensan que la llegada de Musk a Twitter abrirá una puerta a ese tipo de pensamientos, algo que hasta ahora ha sido condenado por la empresa y que tuvo su peak cuando terminaron por suspender la cuenta de Donald Trump. 

Lo que sí es cierto es que algo está pasando con Twitter y eso es bueno. Minimizada por ser un canal informativo sin mucha monetización, y con tan solo una fracción del número de usuarios que tienen los competidores, la compra de un canal informativo por parte de uno de los megamillonarios más famosos del mundo indica que se viene una nueva era para la red social del pajarito. 

Al menos Jack Dorsey, el creador de Twitter, cree que Musk es la “única solución que confio puede manejar a Twitter”.

Se vienen cositas. En 280 caracteres.

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