Portofino 2022: El restaurante de los negocios (y más) de la bahía de Valparaíso

Con 24 años de vida, este establecimiento gastronómico nació en plena crisis Asiática en 1998, como una apuesta gourmet de primer nivel.

Ubicado en la unión entre dos ciudades: Viña del Mar y Valparaíso, domina la panorámica de la bahía, ubicado en una de las laderas del Cerro Esperanza, el restaurante Portofino es un punto ideal para hablar (y cerrar) negocios; como también poder disfrutar sus ofertas culinarias a nivel individual y/o familiar.

Con 24 años de vida, este establecimiento gastronómico (liderado por Renato Airola -55 años-) nació en plena crisis Asiática en 1998, cuando su dueño apostó a transformar la casa familiar -donde vivió y residió por años- en una apuesta gourmet de primer nivel en un cerro, algo fuera de lo común en aquellos tiempos.

Comida gourmet, mirando la bahía desde Cerro Esperanza, en Valparaíso

Desde ese entonces a la fecha, el establecimiento ha recibido en sus diferentes salones (de diferentes tamaño, formatos y vistas) a decenas -talvez cientos- de personajes de todo el mundo. Artistas, desde Chayanne (pasando por Juan Gabriel, Charly García, Don Francisco, Felipe Camiroaga y Yuri -entre otros-) hasta Simply Red y Los Prisioneros; diputados y senadores de la república, deportistas y hombres de negocios.

La evolución: de mediterráneo a francamente italiano

En sus orígenes, la carta de Portofino era un recorrido desde la cocina mediterránea, con toques de Perú e Italia, apostando por una oferta que lo diferenciara de los restaurantes asentados en Valparaíso, Viña del Mar y ConCón, donde primaba el Congrio Margarita y el Caldillo.

En esos años, la propuesta fue de ofrecer diferentes recetas de pescados, rissotos, pastas y comida sin mucha crema. Por ejemplo, en 2011 el plato más icónico de la carta era el Congrio Toulouse, una preparación a al plancha, salteado en aceite de oliva, con fondos de alcachofas y alcaparras, acompañado de berros, camarones y tomates cherry; un festival de sabores.

La carta, italianísima de Portofino restaurante

Desde 2019, se buscó profundizar. La idea era poder ofrecer una experiencia más italiana, italiana real -no una adaptación a la cultura local- de manera de ofrecer sensaciones diferentes y superlativas. El chef del restaurante, Giuliano Olmos y su equipo cercano, se embarcó en un viaje por “La bota europea”, desde Rimini a Roma.

En esa ruta, en Nápoles se encontraron con un chef italiano, casado con una chilena, Simón Buffardi, con quien lograron un gran fiato para la cuisine. Tras conocer en detalle qué era Portofino, decidieron trabajar en equipo -durante las temporadas de verano- para el desarrollo de una nueva carta, ordenada de la forma que se come en Italia, con personalidad italiana y porteña a la vez.

Los resultados de esto comenzó con la carta, ahora con las secciones de Antipasti, Insalate, Primi Piatti, Secondi Di Mare, Secondi Di Terra y Dolce, que permiten separar cada uno de los tiempos. Tras eso, redujeron las opciones en más de 20 platos, sin que eso haga mella en una amplia variedad al momento de explorar sabores.

Pescado preparado a la plancha, con vegetales asados en balsámico y salsa de maracuyá

Si a eso se le suma la búsqueda de nuevos elementos y materiales, 100% frescos, chilenos y de asdencia italiana, es lo que da el toque mágico a cada uno de las preparaciones que se pueden disfrutar en Bellamar #301, Valparaíso, su epicentro.

Un sobreviviente

En este casi cuarto de siglo, la realidad del restaurante no ha estado exenta de dificultades, como puede pasar en todo tipo negocios. En el 2000, luego que se produjera un sobrecalentamiento de un instrumento musical, se quemó una gran parte del local. Las pérdidas fueron millonarias (por sobre los CLP 40 millones), pero con el impulso del staff y aportes de amigos, en un mes las puertas se volvieron a abrir.

Luego, en marzo de 2020 recibieron la pandemia del COVID-19, confinamiento, aislamiento y restricciones que tuvo contra las cuerdas a Portofino, pero… apelando a diferentes medidas con las que se apoyó a la industria y mucho aguante de los dueños, les permitió aguantar el chaparrón hasta poder reabrir en cuanto que el aforo lo permitió. En esta ocasión, no recurrieron al delivery, ya que Portofino es más que un plato, es una experiencia que se debe vivir frente al mar.

Dato no menor, la base de todos los colaboradores del establecimiento, son los mismos de “siempre”: cocina, garzones, administración y otros; buscando mantener la familia junta. Y la gente, comensales nuevos y ya recurrentes, los premia. En su primer día “post COVID”, esperaban una asistencia a cubrir con 100 platos. No podrían haber estado más equivocados, tuvieron que forzar la marcha para llegar a cerca de 250 emplatados.

Portofino hoy, 2022

Hoy el restaurante es una opción totalmente válida tanto para la semana (por los espacios privados disponibles para los negocios), como para disfrutar los fines de semana -en familia, parejas o individualmente- gracias a tres amplias terrazas -todas con vista al mar- que permiten disfrutar de la brisa que constantemente “sobrevuela” Caleta Portales.

En cuanto a las preparaciones, para abrir el apetito destacan la Cipini Tuto Mare (una degustación de diferentes entradas de mar, desde ceviche, calugas de pescado hasta tártaro de atún) y la Frittatina (esferas de spaghetti crocante, con crema de parmesano, ricota y un perfume todo poderoso de trufas).

Algunas de los platos de “entrada” que ofrece Portofino: Cipini Tuto Mare, Frittatina y Tatar di Tonno rosso

Para el segundo tiempo, recomendamos -brutal y desenfadadamente- el Filetto in glassa di modena e provolone (un filete de res, con costra de provolone, con espinacas al parmesano y reducción de balsámico trufado, que despierta los sentidos) y un pescado preparado a la plancha, con vegetales asados en balsámico y salsa de maracuyá, sabores que se mezclan y se equilibran para entregar suaves sensaciones al paladar.

Filetto in glassa di modena e provolone (un filete de res, con costra de provolone, con espinacas al parmesano y reducción de balsámico trufado)

Y si se piensa en postre, Portofino tiene varias sorpresas, todas hechas en casa: un turrón semifrio de pistacho, acompañado con diferentes salsas, llamado Torrone di pistacchio; el Créme Caramel (una maravilla bajada de los cielos, que no es un flan, ni una panacotta, tampoco es una crema catalana), preparacion cremosa de dulce de leche acompañada de salsa de manjar.

Créme Caramel (una maravilla bajada de los cielos, que no es un flan, ni una panacotta, tampoco es una crema catalana)

¡Ah! No podemos dejar fuera los acompañamientos líquidos. Toda esta carta va de la mano con diferentes cocteles y con una generosa carta de vinos, donde destacan producciones de autor como los del enólogo Gonzalo Guzman ó los Pérez Cruz ediciones limitadas; otros con gran personalidad, como El Presumido de Casa Bauzá, hasta llegar al rojo violeta, con sabores de frutilla madura y chocolate amargo; jugoso, de cuerpo medio, del Terranoble Costa.

La excusa de San Valentín

Asumamos que no tiene ninguna reunión de negocios que desarrollar hoy, ni tampoco un pitch que presentar ante alguna de las principales incubadoras de negocios presentes en la región (como el Instituto 3iE de la Universidad Santa María; o Chrysalis, de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso), siempre existe la posibilidad de ir a Portofino, de martes a domingo, por alguna ocasión especial.

Así es como en poco menos de quince días se viene una nueva conmemoración de San Valentín (también conocido como “El Día del Amor”; ó en este 2022… el día después del Super Bowl), donde todo asistentes podrá probar diferentes opciones, capaces de enamorar y encantar hasta el más reacio.

Ahí recomendamos el Polpo al limone (pulpo al limón, con pepinillo dill, apio, palta y aioli de limón); un rissotto nero tutto mare (arroz arborio con tinta de calamar, vino chardonnay con selección de mariscos) y un toblerone di cioccolato, una sensual crema bitter rellenada de manjar praliné y sorbete de macuyá, sólo para admiradores de Ícaro, porque volarán por breves segundos cerca del sol, para luego volver a la realidad.

Y, una sorpresa. Si de cerrar un buen almuerzo o cena, de negocio o placer se trata… para San Valentín el chef Giuliano y su team, tiene preparada una novedad “one day only” exclusiva de Portofino: con una preparación ovalada de crema, cubierta de chocolate con decoración de oro comestible, sobre una base de brownie, todo acompañado de helado artesanal de frutilla. Probablemente, uno de los mejores postres de autor, que podrá encontrar.

A Considerar

  • Dirección: Bellamar 301, Valparaíso
  • Desde Centro de Viña del Mar o Valparaíso, considerar 15 a 25 minutos de traslado en vehículo propio, Uber o Taxi.
  • Consumo promedio (tres tiempos y bebestibles): CLP 35.000 a 45.000 por persona
  • Ideal el reservar una mesa en la terraza principal, mirando el Océano Pacífico.

Algunas imágenes del restaurante

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